¿Por qué regresan las ballenas francas a Península Valdés?

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Cada año, entre los meses de abril y mayo comienzan a arribar las ballenas francas al área de cría y reproducción en las aguas costeras de Chubut.  Investigaciones realizadas han demostrado que las ballenas regresan a un mismo sitio por transmisión cultural de madres a hijas.

Una hembra con su pequeña cría en aguas pocos profundas de las costas de Península Valdés.

Fidelidad de sitio y transmisión cultural 

Las ballenas francas regresan a un mismo sitio porque tienen lo que en ecología se llama Filopatría o fidelidad de sitio. Esta tendencia a regresar al sitio de nacimiento no es innata como ocurre con ciertas aves migratorias. En las ballenas este comportamiento es transmitido culturalmente de madres a hijas.

Los ballenatos nacen en áreas de cría, como por ejemplo Península Valdés, y pasan allí sus primeros meses de vida junto a sus madres. Al emprender la migración hacia las áreas de alimentación las madres guían a sus jóvenes crías por rutas migratorias que los llevarán hasta las zonas de alimentación. En esta primera migración las crías aprenden cómo y dónde encontrar esas áreas, su futura supervivencia depende de ello. Al finalizar la época de alimentación, ambos regresan a las áreas de cría donde se producirá la separación o destete. Esta nueva migración regresando hacia el área de nacimiento refuerza el aprendizaje de las rutas migratorias.

Gracias a los estudios de fotoidentificación contamos con una gran base de datos con registros de más de 3.800 ballenas francas, que nos permiten confirmar que muchos de estos individuos tienen filopatría a las áreas de cría en Península Valdés. Es más, conocemos familias de seis generaciones como la de la ballena 71 , que incluye individuos muy conocidos como Antonia, Docksider, Espuma y Paciencia.

El investigador, Luciano Valenzuela explica:

“Decimos que esto representa una transmisión cultural ya que se trata de un aprendizaje transmitido socialmente por imitación o por enseñanza directa- que va más allá de las características comportamentales genéticamente heredadas. Si bien existe cierta flexibilidad y algunas ballenas optan por distintas áreas de cría en distintos años, como por ejemplo Argentina o Brasil, la gran mayoría regresa al área de su nacimiento de manera más frecuente. Una de las consecuencias directas de la filopatria, al ser transmitida maternalmente, es que si perdura durante muchas generaciones llevará a una estructuración genética de las poblaciones.”

La migración de las ballenas francas

Esta especie tiene hábitos migratorios y se distribuye exclusivamente en el hemisferio sur, entre los 20º y 64º de latitud. Durante la época de cría (otoño a primavera) sus poblaciones se congregan frente a las costas de Sudamérica, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. Las ballenas francas que se avistan en las costas de Chubut pertenecen a la población del Atlántico Sudoccidental que se distribuye frente a las costas de Argentina, Brasil y Uruguay.

Al finalizar la temporada de cría y reproducción se dirigen hacia las áreas de alimentación, que en el caso de la población que estudiamos en Península Valdés se encuentran próximas a las islas Georgias del Sur y a lo largo del Mar Patagónico. Gracias a la información obtenida a través del proyecto colaborativo  “Siguiendo Ballenas” se ha observado una gran variabilidad entre individuos a lo largo de sus travesías.

Observar ballenas en su área de cría y reproducción

Cada año más de 1000 ballenas francas arriban a las costas de Península Valdés. La gran concentración de individuos entre abril y diciembre y su cercanía a las costas, ha permitido desarrollar una actividad turística reconocida internacionalmente vinculada al avistaje – tanto costero como embarcado.

Desde las playas del Área Natural Protegida «El Doradillo» ubicada a unos 15 km de la ciudad de Puerto Madryn, es posible observar los comportamientos de madres y crías durante largos periodos de tiempo.  Cuando se inician los nacimientos de los ballenatos, esta zona se convierte en una gran maternidad. A partir de junio a diciembre también es, es posible embarcarse desde Puerto Pirámides para navegar junto a las ballenas.  En esta localidad existen seis empresas habilitadas para realizar esta actividad.

Una temporada Diferente

Este año, frente al contexto actual, la temporada de avistajes en Península Valdés será atípica. Las salidas de avistaje aguardarán hasta que se retomen las actividades turísticas. Mientras tanto, las empresas de avistaje adecuan sus protocolos sanitarios y acercan las ballenas a los interesados a través de las redes sociales con el lema #piramidesteespera #volveaemocionarte.

Desde el ICB, te invitamos a descargar la Guía de Avistaje Responsable para que te informes, aprendas sobre las ballenas y te prepares para cuando puedas conocerlas.


Esta fidelidad de sitio permite a las ballenas tener conocimiento y una predicción de lugares con condiciones propicias para su vida, ya sea para la reproducción o para la alimentación. Contar con esta información es clave para proteger hábitats críticos para la supervivencia de esta especie.

© Instituto de Conservación de Ballenas. ¿Por qué regresan las ballenas francas a Península Valdés? . Se puede reproducir citando la fuente.


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