El 26 de diciembre del 2018, Japón oficialmente anunció el retiro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el fin de reanudar la “caza comercial de ballenas” dentro de sus aguas jurisdiccionales y zona económica exclusiva. El 30 de junio del 2019, finalmente se hizo efectivo su retiro tras 65 años de membresía a este foro internacional .
Roxana Schteinbarg, co-fundadora del Instituto de Conservación de Ballenas y observadora acreditada ante la CBI por más de 15 años, comparte su análisis sobre la significado histórico de este suceso.
Sayonara Japón
Tras reiteradas amenazas de retirarse de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), Japón finalmente decidió abandonar este foro internacional. La gran derrota sufrida en la última Asamblea plenaria realizada en setiembre del 2018 en Brasil precipitó esta decisión, al no poder lograr aprobar su propuesta, para levantar la moratoria a través de la asignación de una cuota para cazar ballenas en sus costas y crear un comité permanente para la caza sostenible.
En septiembre del 2018, durante la Reunión Plenaria, sufrió una gran derrota al no aprobarse su propuesta para crear un comité de caza sustentable, establecer cuotas de captura y convocar a Reunión diplomática para enmendar la convención y pasar a tomar todas las decisiones por simple mayoría. Fueron 42 votos en contra versus. 27 a favor y 2 abstenciones. Gracias al rechazo de los países comprometidos con la conservación y uso no letal de las ballenas se impidió que Japón derribe la moratoria. Frente a esta situación, Japón decide abandonar la CBI.
Desde el Instituto de Conservación de Ballenas lamentamos esta decisión de retirarse en vez de respetar las decisiones tomadas por este foro multilateral.
Si bien sienta un muy mal precedente a nivel diplomático, su ausencia dejaría de obstruir importantes iniciativas a favor de la protección de ballenas en este foro. Esta nación ha influenciado el voto de otros miembros de la CBI, especialmente de África y del Caribe, a través de programas de cooperación internacional y sobre todo de financiamiento pesquero. Es así que han logrado bloquear por años la creación del Santuario de Ballenas en el Océano Atlántico Sur
A excepción de la CBI, Japón se ha caracterizado por apoyar el multilateralismo. Por ello su salida de la CBI podría ser vista como una señal de cambio de esta política tradicional y – tras la salida de EE.UU. del Acuerdo de Paris sobre Cambio Climático – es preocupante la tendencia donde los estados abandonan la cooperación cuando sus intereses particulares difieren de los acuerdos alcanzados por la comunidad internacional.
Japón a partir de julio, cazará ballenas con fines comerciales dentro de su zona económica exclusiva. A pesar que esto representará la reanudación de sus capturas son fines comerciales, en la práctica implicaría una reducción de ballenas cazadas y el fin de las operaciones balleneras en aguas internacionales. Esto es un paso adelante para la protección de especies que son vitales para la salud de los océanos.
Japón, décadas de matanzas sin fin
Tras el anuncio de Japón, los medios de comunicación desbordaron con grandes titulares diciendo que Japón reanudaría la caza comercial. Sin embargo, esta nación nunca dejo de capturar ballenas a pesar de la moratoria vigente desde 1986 a la caza comercial.
Desde que se puso en vigencia la prohibición a la caza comercial de ballenas ( moratoria), Japón ha disfrazado de científicas sus capturas, aprovechando un artículo presente en la convención que permite a los gobiernos miembros emitir «permisos especiales» para cazar ballenas para la investigación científica. Desde 1987, este país lo ha usado regularmente desde 1987, matando a más de 17,000 ballenas de cinco especies tanto del Hemisferio sur como del norte. Finalmente, la decisión de abandonar la CBI y reanudar la caza comercial en aguas costeras, pone fin a las capturas “científicas” en aguas internacionales y revelan que estos programas solo tenían como fin mantener activo un mercado interno de carne de estos animales.
En 2014, un fallo unánime de la Corte Internacional de Justicia sentenció estas matanzas como ilegales, por su carácter comercial, y ordenó detener el programa de caza “científica” en aguas del Océano Austral, una zona que además es un Santuario para ballenas establecido por la misma CBI. A pesar de ello, Japón con unas leves modificaciones y un cambio de nombre continuó con cazando ballenas bajo sus programas “científicos”.
Las verdaderas razones detrás de la decisión de Japón
En declaraciones públicas, funcionarios de Japón afirmaron que abandona la Comisión porque es un organismo disfuncional, incapaz de permitir la caza comercial de ballenas. Sin embargo, los hechos parecieran evidenciar que existen otras razones.
La imposibilidad de sostener una actividad altamente subsidiada por el estado podría ser la verdad escondida detrás de esta decisión. La viabilidad económica de revitalizar la caza es dudosa ya que se calcula que el consumo promedio anual de carne de ballena por persona en Japón es de sólo 30 gramos y el precio de estos productos ha bajado cerca de un 40 % durante la última década.
El constante desinterés del consumidor por este tipo de carne, podría ser una de las principales razones por la cual, las operaciones balleneras en el santuario de ballenas del Océano Austral serian inviables económicamente, sostenidas por el subsidio estatal.
Asimismo, las medidas de seguridad impuestas por la Organización Marítima Internacional para naves que operan en el Océano Austral, obligan a Japón renovar su antigua flota para continuar operando en la Antártica. Pero, para realizarlo necesitaban financiamiento que aparentemente tras el fracaso del plan para reabrir la caza comercial de ballenas bajo el alero de la CBI en el 2018, no lo lograron gestionar. Este podría ser también una de las razones más fuertes tras la decisión de abandonar la caza de ballenas en aguas internacionales de forma enmascarada, anunciando su salida y reanudación de la caza comercial en sus aguas, donde pueden utilizar su flota costera.
Un futuro incierto para las Ballenas del Pacifico Norte
Aunque no han confirmado las especies, los métodos de caza o las ubicaciones; dos mapas publicados en los medios hicieron referencia a seis ubicaciones de caza costeras y de alta mar para ballenas minke y Bryde. Si esta información es correcta, se permitirá la caza costera de ballenas minke. Mientras que la flota que opera desde el puerto ballenero de Shimonoseki capturará ballenas Sei, Bryde y minke dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Japón.
Diego Taboada, Presidente del Instituto de Conservación de Ballenas expresó:
“Los esfuerzos internacionales para terminar con la caza de ballenas se deberán trasladar a Japón. Es allí donde se debe trabajar con las comunidades costeras para que entiendan que una ballena viva genera más ingresos que dándole muerte. Casos como el de Chubut y otros cientos de comunidades en el mundo que han encontrado en el avistaje responsable de ballenas una actividad sostenible y con múltiples beneficios además de los económicos”.
¿Japón, podría convertirse en un Pirata del Mar?
Si bien las autoridades de Japón presentan su salida de la CBI como una solución para revitalizar la caza comercial de ballenas en su Zona Económica Exclusiva y mar territorial, deberían considerar que la moratoria también se aplica en aguas jurisdiccionales. Además, el Artículo 65 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de la cual Japón es parte, obliga a los estados miembro a “trabajar a través de las organizaciones internacionales apropiadas” para la caza de ballenas.
Aunque las autoridades aseguran que Japón continuará participando como observador en la Comisión, dicho estatus no le otorga el derecho a reanudar la caza comercial de ballenas. De seguir adelante con sus intenciones, podría convertirse en una nación ballenera pirata. La respuesta de la comunidad internacional debería ser lo suficientemente fuerte para detener a Japón y evitar que otros países sigan este peligroso ejemplo de menosprecio al estado de derecho internacional.
Tiempo de Cambios para la CBI
Aunque el retiro de la comisión por parte de Japón reduciría los ingresos de la CBI en más de US$ 158,000 al año, permitiría destinar mayor cantidad de recursos en acciones para abordar las innumerables amenazas que enfrentan los cetáceos y su hábitat, incluida la captura incidental, las colisiones con embarcaciones, la contaminación, el cambio climático y el ruido oceánico.
La membresía de la CBI podría cambiar con el eventual retiro de países que se han mantenido como aliados incondicionales de Japón a cambio de programas de financiamiento pesquero y otros favores. El trabajo de la Comisión dejaría de ser obstaculizado por el que ha sido uno de los temas más contenciosos desde la creación de este organismo internacional: la denominada caza “científica” de ballenas de Japón.
Los miembros de la CBI podrán finalmente enfocar sus esfuerzos y recursos financieros en avanzar efectivamente en el desarrollo global y ordenado del uso no letal de las ballenas (turismo e investigación científica), así como en programas que permitan mitigar el creciente número de amenazas que ponen en riesgo sus poblaciones.
La incapacidad de Japón para adaptarse a los intereses de uso y necesidades actuales de conservación de los cetáceos y su retiro, favorecerá la evolución de este organismo hacia el futuro.
Sin embargo, no se debe subestimar los otros escenarios que se pueden desencadenar tras la salida de Japón. ¿Cuál será la reacción de Noruega e Islandia, los únicos países miembros que bajo objeción continúan con la caza comercial? Japón podría en el futuro intentar reingresar bajo las mismas condiciones de Noruega e Islandia? Hay muchos interrogantes que recién podrán ser respondidos cuando se vuelvan a reunir los miembros en asamblea plenaria en Eslovenia en el 2020.
La reacción de los países de Latinoamérica
En un comunicado publicado el 1 de febrero por la Cancillería Argentina; Argentina, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, México, Panamá y Perú, miembros del Grupo de Buenos Aires, expresaron su preocupación la decisión de Japón, en detrimento de los acuerdos internacionales, considerando el interés internacional en salvaguardar para las generaciones futuras la salud de los océanos y los grandes recursos naturales. Los firmantes hicieron un exhorto para que Japón renueve su compromiso con el diálogo y la construcción de consensos que permitan el fortalecimiento de la Comisión Ballenera Internacional
Fuente de Información:
El Retiro de Japón de la CBI, ¿El Ocaso de Ballenería? Centro de Conservación Cetácea
Mongabay Latam -Entrevista a Elsa Cabrera
AWI statement about Japan decision to withdraw IWC – Animal Welfare Institute
Japan to Resume Commercial Whaling, Defying International Ban- New York Times