Entre las 3.800 ballenas francas identificadas en las costas de Península Valdés hay grupos familiares de 5 generaciones, entre ellos, el de la ballena 71. Dos de sus bisnietos fueron registrados recientemente. Se trata de Espuma, nacido en 1994 y su hermana Paciencia, nacida en 2008.
El Dr. Roger Payne, inició el Programa de Investigación Ballena Franca Austral hace exactamente 50 años cuando descubrió que podía identificar a los individuos de esta especie a partir del patrón de Callosidades que tienen sobre su cabeza. Desde entonces, Vicky Rowntree ha foto identificado a la mayoría de las ballenas francas de esta población. Algo así como tener el DNI de las ballenas francas que visitan las costas de Argentina.
Fue en el inicio de este programa, en 1973, cuando Roger identificó a una hembra adulta, la Ballena 71. Gracias a la continuidad anual de los relevamientos aéreos de foto-identificación, pudimos registrarla con crías en 6 diferentes años.
Espuma y Paciencia son bisnietos de esta ballena, nietos de Antonia e hijos de Docksider; y pertenecen a la cuarta generación conocida de esta familia.
El reencuentro con Espuma tras 22 años.
Espuma nació en 1994 y es la primer cría de Docksider. Recibió este nombre por su llamativo patrón de pigmentación “morfo-gris. Por su particular coloración blanca y su comportamiento tan sociable, fue una ballena muy conocida en la bahía de Puerto Pirámides e inclusive fue protagonista del libro de cuentos, “Espuma, la ballena blanca”, escrito por la capitana Diana Visintini.
Después de 1995 no volvimos a tener más noticias de esta ballena, hasta que recientemente, la investigadora Florencia Vilches del equipo de fotoidentificadores del ICB, comenzó la búsqueda de las ballenas que fueron monitoreadas satelitalmente por el proyecto “Siguiendo Ballenas” en el catálogo de aquellas fotoidentificadas. Particularmente Florencia, estaba buscando a “Mariposa», un macho morfo-gris, que fue equipado con un dispositivo satelital durante la temporada 2017 frente a las costas de San Antonio Oeste (Provincia de Río Negro).
Esta ballena, tan única y especial, también fue integrante del Programa «Adoptá Una Ballena», al igual que su madre Docksider, que es quien hoy representa a esta gran familia en este programa tan importante para dar continuidad a los proyectos que nos permiten seguir conociendo a las ballenas y protegerlas.
Florencia comparte el momento del reencuentro con Espuma:
“La particular pigmentación de Mariposa ya auguraba una búsqueda más ágil, ya que son poco más de 250 los individuos morfo-grises presentes en el catálogo. Dado que en este tipo de animales es difícil diferenciar las callosidades blanquecinas del resto de la cabeza, utilizamos el patrón de manchas negras que tienen en su cuerpo para detectar una coincidencia.
Rutinariamente entonces, comparé a Mariposa con los individuos morfo-grises que conocemos, uno por uno. Entre ellos estaba Espuma, a quien no veíamos desde 1995, por lo que comparé sus manchas con las de Mariposa con poca esperanza. Las manchas comenzaron a coincidir, una tras otra…y es ahí donde llegó esa adrenalina indescriptible que experimento en los microsegundos previos a confirmar que estoy ante una ballena conocida.
Tras 22 años sin novedades podemos decir, ¡bienvenido de vuelta, Espuma!, y además conocer su ruta migratoria de ese año gracias al proyecto “Siguiendo Ballenas”.
Paciencia, la hermana menor
Docksider, tras ser madre muy joven de Espuma a los 7 años de edad, fue registrada nuevamente con cría en 1999, en 2005 y en 2008. Justamente su última cría y hermana menor de Espuma es otra de las ballenas que pudimos reconocer gracias a las fotografías obtenidas a través del proyecto “Siguiendo Ballenas”.
Se trata de Paciencia, que fue una de las 23 ballenas marcadas con rastreadores satelitales durante la temporada 2019. Con 11 años de edad, Paciencia estaba en el Golfo Nuevo con una hermosa cría morfo gris, igual que su tío Espuma, al cual el equipo de investigadores del proyecto “Siguiendo Ballenas”, llamó Aconcagua.
Hermanos viajeros
Paciencia junto a su cría recorrieron 17.663 kilómetros durante los 190 días que su rastreador emitió señales. Al salir del Golfo Nuevo, recorrió buena parte de la plataforma continental argentina y zonas de mares profundos a unos 1.000 kilómetros al este de Península Valdés, donde permaneció varias semanas alimentándose..
Espuma, que fue marcado con un rastreador satelital durante la temporada 2017 del Proyecto «Siguiendo Ballenas» en cercanías de San Antonio Oeste (Provincia de Río Negro), prefirió alimentarse en áreas frente a las provincias de Buenos Aires y de Santa Cruz.
Recorridos de Espuma y Paciencia registrados por «Siguiendo Ballenas»
La Familia 71
Conocer 5 generaciones de esta familia nos ha permitido aprender sobre los hábitos reproductivos de las ballenas francas en las costas de Península Valdés y mejorar nuestro entendimiento acerca de la biología de esta especie. A través de los relevamientos aéreos fotográficos iniciados en 1971, pudimos identificar a la ballena 71 que ya era adulta y registrarla con crías en seis diferentes años.
Antonia, una gran abuela
Una de las crías de la ballena 71, que nació en 1975, llamó la atención por sus manchas blancas sobre su espalda y fue nombrada Antonia. Roger Payne le dio ese nombre en agradecimiento a Antonio Torrejón, que fue ministro de Turismo de Chubut y colaboró con él para poder iniciar este programa de foto-identificación hace 5 décadas.
Antonia, la ballena 71/75 del catálogo, creció y se convirtió también en una madre muy prolífica que tuvo al menos 9 crías en las aguas costeras de Península Valdés, la última nacida en 2013. Una característica muy particular de esta ballena son las manchas blancas sobre su lomo que son hereditarias, ya que se transmiten a su descendencia. Y así lo demuestra Docksider, su cría nacida en 1987 y madre de Espuma y Paciencia. Recibió ese nombre porque cuando era juvenil, Roger la fotografió cerca del muelle en Puerto Madryn y por eso le dio este nombre que significa “al lado del muelle”. Este comportamiento es típico de las ballenas juveniles, que son muy curiosas y con frecuencia juegan en lugares insólitos.
Docksider es la representante de esta gran familia en el Programa «Adoptá Una Ballena». Te invitamos a sumarte y ayudarnos a continuar revelando las historias de vida de las ballenas francas que visitan las costas de la Argentina.
El proyecto “Siguiendo Ballenas” es un proyecto colaborativo que surge como recomendación de la Comisión Ballenera Internacional para la conservación de la ballena franca austral. Su realización es posible gracias al trabajo articulado de las siguientes instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil:
Estudiar las historias de vida de individuos conocidos, durante las últimas 5 décadas, constituye una herramienta de valor incalculable para su protección y la de su hábitat.
© Instituto de Conservación de Ballenas. GACETILLA DE PRENSA – Una familia de ballenas de 5 generaciones que sigue creciendo.. Se puede reproducir citando la fuente.
Noticias como estas hacen que conozcamos más sobre ellas, su hábitat y los grandes científicos que con su pasión pueden hacerlo posible. Gracias!!