El proyecto “Siguiendo Ballenas” surgió en 2014 como recomendación de la Comisión Ballenera Internacional para fortalecer la conservación de la ballena franca austral, y hoy transita su sexta temporada (en 2020 debió suspenderse debido a la pandemia por COVID-19).

Los resultados del seguimiento satelital del presente estudio, los obtenidos en años anteriores y los que resulten de relevamientos futuros, son insumos fundamentales para el manejo y la conservación de esta especie emblemática.

Desde fines de septiembre hasta principios de octubre el equipo del Instituto de Conservación de Ballenas, integrado por Mariano Sironi,  Paula Faiferman, Marcos Ricciardi y Camila Muñoz Moreda participaron de la etapa de colocación y seguimiento de los transmisores satelitales trabajando conjuntamente con un equipo integrado por miembros de instituciones académicas, gubernamentales y de la sociedad civil de Argentina, Brasil y Estados Unidos.

Se colocaron en total 18 transmisores satelitales a ballenas francas presentes en el área reproductiva y de crianza de Península Valdés, Chubut, Argentina.  Algunos de estos individuos ya emprendieron sus viajes hacia las áreas de alimentación en el Atlántico Sur. Sus recorridos pueden visualizarse, gracias a la tecnología satelital desde el sitio www.siguiendoballenas.org.

Aunque la caza comercial ya no representa una amenaza para esta especie y la población de Península Valdés continúa aumentando, diversas actividades e impactos humanos constituyen riesgos crecientes para estos grandes mamíferos.

Caracterizar los sitios relevantes para la supervivencia de la especie permite remarcar la importancia de las Áreas Marinas Protegidas para su conservación y resulta un insumo valioso para recomendar regulaciones de actividades (pesqueras, petroleras y de transporte naviero) con potencial impacto sobre las ballenas y otras especies marinas. Además, el proyecto resalta la relevancia de los golfos de la Península Valdés para su reproducción, y para el desarrollo del turismo responsable de avistaje de ballenas.

El proyecto no sólo genera información científica inédita, sino que también la vuelve accesible a todas aquellas personas interesadas, quienes pueden seguir los recorridos de los individuos monitoreados a través del sitio web www.siguiendoballenas.org.

Los aparatos dejan de enviar datos cuando se desprenden o se agotan sus baterías, lo que puede ocurrir semanas o meses después de colocados, dependiendo de varios factores, pero principalmente del tipo de tecnología aplicada. Los dispositivos de rastreo satelital no afectan la salud ni el comportamiento de los animales, dos condiciones fundamentales de esta investigación.

A un mes de iniciado el proyecto, 7 transmisores dejaron de emitir señal, pero durante ese periodo se pudieron registrar sus desplazamientos por el Golfo Nuevo y la partida de algunos. De los 11 individuos de los que aún se recibe posición, 5 (Centaura, Electra, Andrómeda, Venus y Oberon) aún permanecen en las aguas del Golfo Nuevo; 6 abandonaron el área (Amalthea y Procyon, dos hembras con cría, y Orion, Rigel, Fénix y Titán, cuatro individuos solitarios) y recorrieron centenares de kilómetros sobre la plataforma continental con rumbo sur o hacia el borde del talud, frente al extremo norte del Golfo San Jorge.

Las ballenas de Valdés atraviesan zonas económicas exclusivas de diferentes países y las aguas internacionales adyacentes, reforzando la necesidad de coordinar esfuerzos a nivel regional para su conservación. A lo largo de sus travesías entre las áreas de reproducción y las de alimentación, algunos individuos monitoreados en años anteriores permanecieron en sectores relevantes por su productividad o características oceanográficas, como el frente del talud, la ecorregión de las Islas Malvinas, el área marina protegida Namuncurá – Banco Burdwood, el frente de Valdés y el “Agujero Azul”, sobre el que actualmente existe un proyecto de Ley en el Congreso Argentino para la creación de un Área Marina Protegida bentónica.