El hallazgo en Rusia de más de 100 orcas y belugas cautivas en piletones acuáticos, pone en evidencia el detrás de escena de los oceanarios y shows de los parques temáticos marinos: la crueldad y explotación de cetáceos para el entretenimiento.
Durante el 2018, se conoció el caso de mayor número de mamíferos marinos capturados en la costa del Pacífico de Rusia A través de imágenes tomadas por la organización rusa Dolphin Project con un dron, se registraron un total de 11 orcas y 90 belugas encerradas en pequeños corrales en el mar en la bahía de Nakhodka, Rusia. Estos animales fueron capturados en el mar de Okhotsk durante el verano ruso para su venta en oceanarios de China.
Afortunadamente, gracias al apoyo de la sociedad rusa, medios de comunicación, científicos y activistas de todo el mundo, el gobierno ruso considera no otorgar nuevos permisos a empresas para continuar con la captura de estos mamíferos marinos para el 2019. Actualmente hay además, una campaña para lograr la liberación de estos animales.
Contemplar animales marinos en libertad, es una de las bellezas que nos regala la naturaleza. Sin embargo, nuestra necesidad de dominarlo y poseerlo todo, nos ha llevado a cometer una de las peores prácticas contra la vida silvestre: los mamíferos marinos en cautiverio.
Las orcas y belugas capturadas habrían sido colocados de manera ilegal, en pequeños corrales en una bahía cerca de la ciudad de Nakhodka en espera de su comercialización a acuarios chinos, a pesar de que los permisos de captura solo son permitidos por razones científicas y educativas.
De acuerdo con la legislación rusa, solo los delfinarios y acuarios ya establecidos pueden obtener permisos para capturar a los animales para utilizarlos en sus instalaciones con fines educativos y culturales. Está prohibida la venta y exportación de animales.
Las belugas valen decenas de miles de dólares para los parques marinos en China, mientras que las orcas valen millones. Según informes de los organismos encargados de hacer cumplir la ley en Rusia, sugieren que el centro TINRO (la oficina de la Institución Científica del Presupuesto del Estado Federal) recibieron hasta 42 millones de rublos a cambio de la venta de 10 ballenas beluga salvajes a China.
Estos tratos ilegales han sido impulsados por la creciente demanda china de mamíferos marinos como las beluga y las orcas. Algunas orcas alcanzan hasta $ 7 millones y, según informes de Rusia, se vendieron 13 orcas entre 2013 y 2016.
¿Cuál es el impacto que tienen esta capturas?
Los cetáceos pertenecen a su hábitat natural, donde pueden vivir y moverse libremente, sin obligaciones impuestas por el ser humano o bajo un clima que no es apto para sus necesidades.
Uno de los lugares que más críticas ha recibido es SeaWorld en San Diego ( E.E.U.U.) , y forma parte de los parques más grandes del mundo, el cual recibe millones de turistas anualmente.
En este y otros parques marinos, las orcas son forzadas a efectuar acrobacias para divertir a los visitantes y pasan la mayor parte de sus vidas en tanques de concreto. Sus lazos matriarcales son rotos, cuando las crías son separadas de sus madres para ser vendidas o transferidos a otros parques. El film BlackFish, muestra lo que allí sucede centrándose en la historia de la orca «Tilikum».
La demanda de cetáceos en cautiverio, genera como en el caso de Taiji en Japón, la captura de cientos de delfines cada año. Tras una selección para oceanarios, al resto se los mata y su carne se destina al consumo. Esto fue puesto en evidencia a través del documental The Cove.
Las prácticas a las cuales son sometidos son estresantes para los cetáceos, lo que lleva a lesiones y muertes a largo plazo. Además, las ballenas y delfines son criaturas muy inteligentes, los cuales quieren y necesitan vivir en grupos sociales.
El estrés emocional y físico que sufren pueden debilitar su sistema inmunológico y hacerlos propensos a enfermarse más seguido. Además, su tasa de mortalidad ha demostrado que mueren más estando en cautiverio que por otras circunstancias.
El documental » Nacidos para ser libres» estrenado en el 2017, trajo a la luz la tragedia de las belugas cautivas en Rusia. En el 2013, Estados Unidos prohibió la importación de belugas desde Rusia y 18 belugas que fueron capturadas para venderlas al Aquarium de Georgia quedaron cautivas.
¿Qué podemos hacer?
Los cambios comienzan por pequeñas prácticas que podemos implementar en nuestro accionar cotidiano. Una de ellas, es no formar parte de este consumo, no asistiendo a lugares donde ofrecen shows con animales, ya que el dinero que recaudan a partir de de los visitantes sigue generando demanda por cetáceos vivos para cautiverio.
Si poco a poco muchas personas se unen a esta causa, la presión va a ser mayor y estos lugares tendrán que optar por dejar de hacer esto y serán más valorados y reconocidos por su trabajo en recuperación de fauna silvestre y su conservación. Además, cada vez existen más opciones para poder observar y vivir la experiencia de ver diferentes especies de mamíferos marinos en su hábitat natural: los avistajes costeros y desde embarcaciones de ballenas francas australes, delfines, toninas overas y orcas como es el caso de Península Valdés ( Chubut, Argentina). Además de otras prácticas en el mar como el snorkel, buceo, etc.
Así también, fomentamos un turismo sustentable, que contribuya a la preservación de especies en su hábitat natural y en libertad, permitiendo disfrutar de los tesoros que nos ofrece la naturaleza. La intención es promover una sociedad que pueda generar un estilo de vida en armonía con nuestro entorno y no a expensas del sufrimiento de otras especies animales no humanas.
Fuentes de información:
Whale and Doplhin Conservation / The Telegrapgh / Animal Welfare Institute / Ocean Research & Conservation Ireland / Excelsior
Te invitamos a colaborar, a través de tu donación para que podamos seguir estudiando a las ballenas en libertad. Solo podemos protegerlas, conociéndolas. No existen motivos que justifiquen su captura o cautiverio.
© Instituto de Conservación de Ballenas. GACETILLA DE PRENSA – LA CRUEL REALIDAD DETRÁS DE LOS OCEANARIOS Se puede reproducir citando la fuente.