Cada 25 de septiembre, se celebra en Argentina, el Día Nacional de la Ballena Franca Austral para recordar el aniversario del rescate de “Garra”, un juvenil de ballena franca que se enredó en las cadenas de un catamarán y que gracias al esfuerzo conjunto de la comunidad de Puerto Pirámides pudo ser liberado.
El día de la ballena franca, en un año excepcional.
Este año, la conmemoración se da en un contexto diferente. Puerto Pirámides, epicentro del turismo de avistaje de ballenas en Argentina, se encuentra sin poder recibir a los miles de turistas que viajan desde todo el país y de diversas partes del mundo para ir al encuentro de las ballenas. La situación también afecta a la investigación. Nuestro equipo, así como otros grupos de científicos, no pueden llevar adelante sus estudios de campo en Península Valdés. En particular, la imposibilidad de realizar el relevamiento de Foto identificación se nos presenta como un importante desafío para buscar alternativas en los métodos de análisis de datos que utilizamos desde 1971.
Es justamente a través de la foto-identificación, que pudimos saber que “Garra”, el juvenil protagonista de este evento, nació en 2001 y es hijo de “Victoria”, una ballena que conocemos desde 1972, cuando se iniciaba el Programa de Investigación Ballena Franca Austral.
El rescate de Garra
La historia que da origen a la efeméride sucedió el 25 de septiembre del año 2002, cuando Garra se enredó en las cadenas del fondeo de un catamarán de avistaje, en la bahía de Puerto Pirámides (Provincia de Chubut). Los guías balleneros y buzos locales fueron los primeros que lo intentaron desenredar. Pero, la imposibilidad de acceder a las cadenas bajo el agua, los llevó a tomar la original decisión de vararla intencionalmente para cortar las cadenas en la playa.
Con la participación de toda la comunidad, las cadenas fueron cortadas y «Garra» fue mantenido fresco durante varias horas en espera de la marea alta. Al atardecer, la ballena pudo volver al mar. El juvenil fue nombrado «Garra» debido a la forma de una mancha blanca que tiene en su lomo y por resistir las maniobras de rescate.
Es muy probable que este juvenil se haya separado de su madre apenas unos días o semanas antes de quedar atrapado. Típicamente, las ballenas francas pasan el primer año de vida junto a sus madres, amamantando y aprendiendo de ellas. La curiosidad e inexperiencia de los juveniles hace que sean especialmente vulnerables a diversas amenazas.
Su historia de vida
Registramos a Garra por primera vez el 25 de agosto de 2001, cuando el Dr. Mariano Sironi lo observó junto a su madre, la ballena 200 (Victoria) desde un acantilado en el Golfo San José. Luego volvimos a registrarlo en octubre, durante un relevamiento aéreo, cuando aún nadaba junto a su madre en el mismo golfo antes de su primera migración.
Debido a las llamativas manchas blancas similares a un arañazo que deja la garra de un animal, Mariano lo nombró «Zarpazo» sin saber que al año siguiente este registro iba a permitir saber que Zarpazo y Garra eran el mismo individuo.
Esta información es de gran valor, ya que gracias a este registro previo pudimos saber que tenía un año de edad y que probablemente cuando quedó enredado en la cadena, recién estaba iniciando su vida como juvenil independiente.
Conocer a su madre, nos permitió también saber que tiene 5 hermanas/os nacidos en las aguas costeras de Península Valdés. El último fue registrado en 2004.
El Mensaje de Garra
Imagen gentileza de Ángel Velez
“Garra” afortunadamente sobrevivió a pesar de las heridas y el estrés sufrido, y fue re-avistado en 2006. Las ballenas juveniles parecen disfrutar del contacto con algas marinas, con las que frecuentemente juegan frotándolas sobre sus cuerpos sin ningún riesgo. Sogas y cadenas tal vez sean igualmente atractivas pero pueden ser letales. Garra comenzó su vida como ballena independiente de manera bastante alarmante.
Esta historia es un poderoso llamado de atención sobre el peligro que representan estos elementos. Es fundamental liberar el mar de redes y sogas que lastiman y ahogan a miles de ballenas, delfines, tortugas y otras especies marinas. Para ello, es necesario entender las necesidades de hábitat de las ballenas a través de la investigación y los monitoreos anuales, como los que llevamos adelante en forma conjunta con Ocean Alliance desde hace cinco décadas.
Su supervivencia demuestra cómo el esfuerzo colectivo, en este caso, de toda la comunidad de Puerto Pirámide, tiene un rol esencial en la conservación de las ballenas en nuestros mares. Hoy más que nunca, es necesario que el sentido de comunidad nos ayude a superar la crisis actual, para volver a celebrar el Día Nacional de la Ballena Franca con las costas de Península Valdés como escenario natural.
La protección de las ballenas y su hábitat puede lograrse con el trabajo de mucha gente y con el apoyo de muchas más. Por eso, en este día tan especial te invitamos a colaborar con nuestro trabajo adoptando una ballena. Los fondos nos permiten seguir investigando y aportando información para su conservación.
© Instituto de Conservación de Ballenas. GACETILLA DE PRENSA – Día Nacional de la Ballena Franca Austral: El Rescate de Garra. Se puede reproducir citando la fuente.