Los primeros ataques de gaviotas fueron observados a principios de la década del ’70 (Cummings et al., 1972) cuando eran eventos aislados. Es muy probable que alguna gaviota haya aprendido que las ballenas vivas constituían un buen alimento. Al repetir sus ataques iniciales, quizás otras gaviotas la imitaron, y este comportamiento parasítico aprendido en forma natural, comenzó a extenderse gradualmente en la población de gaviotas, hasta transformarse en el intenso acoso que observamos hoy en Península Valdés.
INVESTIGADORES PRINCIPALES
Dr. Mariano Sironi / bio
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Doctor en Zoología (Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos) y biólogo (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Profesor Adjunto de Diversidad Biológica IV en la carrera de Ciencias Biológicas de la UNC.
Dra. Carina Marón / bio
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Bióloga y Profesora en Ciencias Biológicas (Universidad Nacional de Córdoba) y Doctora en Biología (University of Utah). Investigadora y docente.
La frecuencia de los ataques
Desde 1995, los investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas hemos monitoreado anualmente la frecuencia de los ataques, generando la base de datos más larga de Argentina sobre esta temática. Realizamos las observaciones con telescopios montados en trípodes, desde la cima de los acantilados de las costas de Península Valdés. Las comparaciones de la frecuencia entre temporadas nos permiten determinar si son exitosos los esfuerzos por reducir la frecuencia de ataque.
Hemos demostrado que las ballenas pueden pasar hasta un cuarto de las horas de luz siendo acosadas por las gaviotas y en respuesta, cambiando su comportamiento, por ejemplo, aumentando su velocidad de natación, cambiando su postura de descanso y arqueando la espalda para evitar los picotazos. El acoso de las gaviotas podría interrumpir el amamantamiento y el normal desarrollo de las ballenas recién nacidas. En la actualidad, las crías reciben la mayor proporción de ataques.
Gráfico del período monitoreado
La figura muestra la tendencia en la frecuencia de ataques para el período monitoreado desde 1995 en los Golfos Nuevo y San José. En ambos sitios, la frecuencia era del 12% en 1995, cuando comenzamos este monitoreo sistemático. En el Golfo Nuevo, la frecuencia de ataque en el período 2005-2010 se mantuvo en un porcentaje aproximadamente dos veces superior al registrado en 1995. En el periodo 2011-2013, fue entre 2 y 3 veces más alta que la registrada en 1995, llegando al 39% en 2011 y 36% en 2013. Desde 2014 la frecuencia de ataques se redujo, siendo de entre 16 y 21%, aunque en ambos sitios la tendencia es al aumento para todo el período desde el año 1995. En el Golfo San José la frecuencia de ataques en 2005-2013 fue más baja que en Golfo Nuevo. Sin embargo, esta tendencia parece invertirse desde 2014.
Gaviotas parásitas
La mayoría de las gaviotas que atacan son adultas (80%), pero también lo hacen individuos juveniles (20%), lo que indica que las gaviotas aprenden este comportamiento tempranamente por imitación, extendiéndose este hábito alimentario entre la población. Los basurales urbanos y pesqueros y el descarte pesquero en el mar, proveen alimento extra a las gaviotas. La población de gaviotas cocineras de la Patagonia norte creció 37% entre 1994 y 2008, registrándose las mayores tasas de crecimiento en las zonas de Río Negro y Chubut con mayor disponibilidad de alimento adicional para las gaviotas proveniente de basurales y de la actividad pesquera (Lisnizer et al., 2011).
Lesiones en la piel de las ballenas
Además de los efectos sobre el comportamiento, los repetidos picotazos de las gaviotas producen importantes lesiones en el lomo de las ballenas, que podrían favorecer el ingreso de patógenos, producir deshidratación y pérdida de calor, en especial en las crías. Analizamos la presencia, número y área del lomo de las ballenas afectada por lesiones de gaviotas utilizando fotografías aéreas de más de 2.500 madres y crías vivas fotografiadas entre 1974 y 2011 y fotografías de casi 200 ballenatos muertos fotografiados entre 2003 y 2011 (Marón et al., 2015).
El porcentaje de madres y crías con lesiones se incrementó de un 2% en la década del ‘70 a un 99% en la década del 2000. Madres y crías presentaban aproximadamente de una a cinco lesiones en las décadas del ‘80 y ‘90, pero este número aumentó solamente en las crías en la década del 2000, llegando a un promedio de nueve lesiones por ballenato, mientras que en sus madres la media se mantuvo estable. En los ballenatos muertos, el número y tamaño de lesiones aumentó con su longitud (y por consiguiente con su edad), indicando que acumulan lesiones a medida que transcurre su estadía en Valdés, durante la temporada de cría.
Tanto madres y crías vivas como ballenatos muertos presentaron mayor área del lomo afectada por lesiones en el Golfo Nuevo, el sitio donde se documenta la mayor frecuencia de ataques, en comparación con el Golfo San José.
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El considerable aumento de la intensidad de lesiones en los ballenatos en la década del 2000, en comparación a sus madres, indicaría que las hembras reproductivas han aprendido a defenderse de los ataques de gaviotas. Por ejemplo, se mantienen bajo el agua y salen a la superficie sólo para respirar, adoptando posturas de reposo como la llamada postura que hemos llamado de «galeón» (con el lomo arqueado y sumergido bajo el agua) y saliendo a respirar de forma “oblicua”, sacando sólo la cabeza afuera del agua (Fazio et al., 2014) . Por su parte, si bien las crías también han cambiado su postura para respirar, se han convertido en el principal blanco de estos ataques.
Nuestro estudio también confirma que los ataques efectivamente se iniciaron en los años ‘70 y que aunque en esa época era una excepción encontrar madres y crías con lesiones, ahora es una regla.
Clasificación de lesiones
Cada lesión de gaviotas en ballenatos vivos (izquierda y centro) y muertos (derecha) se clasificó en categorías de tamaño desde extra pequeño (XS) a triple extra grande (XXXL) (Marón et al., 2015).
La intensificación en las lesiones de las crías en la década del 2000 coincide con el aumento en la tasa de mortalidad de ballenatos muertos en Valdés para la misma década. Sin embargo, la intensidad de lesiones no aumenta necesariamente en los años de mayor mortalidad de ballenatos ni disminuye en los años con menor número de crías muertas. Este es el primer estudio en reportar el aumento en la intensidad de las heridas producidas por las gaviotas cocineras sobre las ballenas francas durante cuatro décadas ininterrumpidas de estudio en Península Valdés.
Lesiones en madres y crías vivas
Presencia de lesiones en madres y crías vivas entre 1974 y 2011: la proporción de ballenas con lesiones (barras gris oscuro) aumentó de manera significativa a lo largo del tiempo (Marón et al., 2015).
Único en el mundo
Si bien hay otros sitios donde ambas especies conviven, como el sur de Brasil (Groch, 2001), no hay otro sitio en el mundo donde se registren ataques de gaviotas cocineras a ballenas francas con la intensidad y frecuencia de Península Valdés. La significativa preferencia de los ballenatos como blanco del ataque de las gaviotas resalta el impacto que este comportamiento parasitario tiene sobre esta clase de edad de la población de ballenas. La situación es preocupante y grave para la salud y el bienestar de los ballenatos recién nacidos y en crecimiento. Además, se han registrado tasas de mortalidad de crías inusualmente altas en Península Valdés. Si bien es difícil determinar una relación causa-efecto entre los ataques de gaviotas y estas mortandades de ballenatos, no hay duda de que los ataques afectan negativamente la calidad de vida de las ballenas en Península Valdés.
La importancia del monitoreo continuo para gestión y manejo
En los estudios científicos del Instituto de Conservación de Ballenas, dos variables importantes permiten monitorear la persistencia de los ataques de gaviotas sobre las ballenas a lo largo del tiempo: (1) la variable comportamental y (2) la variable anatómica. (1) El monitoreo anual de la frecuencia de ataques de gaviotas desde 1995 además de medir los cambios en su frecuencia entre temporadas brinda una herramienta efectiva para cuantificar las alteraciones en el comportamiento de madres y crías como consecuencia de los ataques. (2) El análisis de las fotografías aéreas de nuestro catálogo de foto-identificación ha permitido evidenciar un alarmante incremento en el porcentaje de ballenas con heridas de gaviotas visibles en sus lomos.
La importancia de continuar el monitoreo anual de los ataques y la foto-identificación aérea radica en su efectividad para medir el éxito de las medidas de manejo que las autoridades de Chubut puedan tomar para reducir el impacto de los ataques de gaviotas sobre las ballenas. La reducción en la frecuencia de ataques y en el porcentaje de ballenas con heridas serán un indicador de éxito muy fuerte. Por el contrario, si los valores de ambas variables no cambian o bien aumentan, esto permitirá a las autoridades provinciales reevaluar las medidas que tomen y buscar caminos alternativos para minimizar el impacto de los ataques sobre las ballenas.
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Bibliografía Consultada
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Fazio, A., Argüelles, B. y M. Bertellotti. 2014. Change in Southern right whale breathing behavior in response to gull attacks. Marine Biology 162(2). DOI: 10.1007/s00227-014-2576-6
Groch, K.R. 2001. Cases of harassment by kelp gulls (Larus dominicanus) on right whales (Eubalaena australis) of Southern Brazil. Biotemas 14: 147-156.
Lisnizer N, P García Borboroglu y P Yorio. 2011. Spatial and temporal variations in Kelp Gull population trends in northern Patagonia, Argentina. Emu 111:259-267.
Agradecimiento Especial
Los datos sobre las interacciones entre gaviotas y ballenas han sido colectados desde 1995 por una gran cantidad de personas. Coordinados por el Dr. Mariano Sironi, investigadores, investigadoras y asistentes de investigación han colaborado de diversas maneras, dedicando tiempo y esfuerzo en el campo y en el laboratorio para generar y analizar esta base de datos.
Nuestro agradecimiento a: Macarena Agrelo, Lucía Alzugaray, Lorena Barranco, Belén Bukowski, José Carracedo, Paula Faiferman, Alejandro Fernández Ajó, Ricardo Giuffra, Mariana Lanfiutti, Nicolás Lewin, Lucrecia Lipoma, María Laura Marcias, Carina Marón, Julieta Martino, Marina Muñoz, Camila Muñoz Moreda, Iñaki Nuño, Kim Marshall Tilas, María Soledad Martínez Godoy, Magalí Olmedo Masat, Candelaria Piemonte, María Piotto, Carla Reati, Marcos Ricciardi, Natalia Rivetti, Vicky Rowntree, Agustina Saez, Bárbara Schapert, Roxana Schteinbarg, Diego Taboada, Maile Taboada, Ximena Taboada, Carolina Ulvedal, Florencia Vilches y muchas personas más. ¡Su trabajo es esencial y les agradecemos el esfuerzo y las horas compartidas en los acantilados de Península Valdés!
Southern right whales versus kelp gulls – a conservation conflict
Documental producido por earthOCEAN (en inglés) con la participación especial de Mariano Sironi.
Dr. Mariano Sironi | Miembro fundador y Director Científico del ICB
Doctor en Zoología (Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos) y biólogo (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Profesor Adjunto de Diversidad Biológica IV en la carrera de Ciencias Biológicas de la UNC.
Desde 1995 estudio el comportamiento de las ballenas francas de Península Valdés y trabajo para su conservación. Mis intereses principales son el comportamiento animal y la conservación marina en Argentina y Latinoamérica. Junto a Diego Taboada y Roxana Schteinbarg, co-fundamos el ICB con el objetivo de trabajar por el bienestar de las ballenas y la conservación del mar. Realicé el primer estudio detallado sobre el comportamiento y desarrollo social de las ballenas francas juveniles y elaboré una técnica para la estimación de su edad. Realizo monitoreos anuales de los efectos y frecuencia de los ataques de las gaviotas cocineras sobre las ballenas de Península Valdés. Soy Investigador Asociado del Proyecto Alfaguara – Ballena Azul del Centro de Conservación Cetacea de Chile e Investigador Invitado del Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional desde el año 2005. En colaboración con nuestro equipo de investigadores, publico artículos científicos en revistas especializadas, presento trabajos sobre fauna en congresos y reuniones técnicas, y notas de divulgación en los medios de comunicación. Colaboro en la realización de documentales sobre ballenas y delfines, trabajando junto a la BBC de Londres, National Geographic Society, IMAX y Discovery Channel, entre otros. Soy educador acerca de los problemas de conservación que enfrentan las ballenas a través de debates y conferencias, y de entrevistas en radio, televisión y prensa escrita.
Prof. Dra. Carina Marón | Investigadora y docente.
Bióloga y Profesora en Ciencias Biológicas (Universidad Nacional de Córdoba) y Doctora en Biología (University of Utah).
Mi pasión por estudiar y educar sobre las ballenas y el mar comenzó en 1996 cuando visité por primera vez Península Valdés y conocí a las enigmáticas ballenas francas australes. En el año 2004, me sumé como voluntaria y desde entonces he participado en proyectos de investigación y educación. Como Bióloga, mi interés principal es conocer la ecología alimentaria de las ballenas y cómo lo que comen puede influir en su estado nutricional y en su éxito reproductivo. Para responder a dichos aspectos, desde 2007 participo en distintos proyectos de investigación sobre la dieta y la reproducción de las ballenas francas incluyendo el que actualmente realizo como becaria postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). En mi opinión, los conocimientos científicos toman mayor relevancia cuando se enseñan y se difunden a la sociedad. Por eso, como Docente, me interesa participar en proyectos innovadores que vinculen a la Ciencia con la Educación y que involucren el diálogo y colaboración entre organizaciones no gubernamentales, escuelas (u otros ámbitos de enseñanza) y la Universidad. Para lograrlo, desde 2007 participo en el Programa Educativo “Acercando las Ballenas a tu Escuela”, en la elaboración de materiales educativos y colaboro en la realización de proyectos de extensión que involucren a las escuelas, los turistas que visitan Península Valdés y la comunidad en general.