Una vida entre ballenas: El legado de Roger Payne

Una vida entre ballenas: El legado de Roger Payne

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Por Roxana Schteinbarg, Diego Taboada y Mariano Sironi
Fundadores del Instituto de Conservación de Ballenas


«El conservacionismo no es más que un estado de la mente. Todo lo que tenemos que hacer para salvar al mundo es modificar la manera que vemos la vida salvaje. Salvar al mundo no requiere de tecnología sumamente desarrollada … necesita de lo más simple: un cambio en la forma de pensar»

Roger Payne, Libro Entre Ballenas, 2000


 

Roger y su gran amor por las ballenas francas de Península Valdés

El sábado 10 de junio falleció el Dr. Roger Payne, rodeado del amor de su familia en su casa en Vermont, Estados Unidos. En los meses previos tuvimos una serie de encuentros donde él siempre nos manifestaba que Península Valdés era el hogar de su corazón. 

Roger mantuvo su lucidez y su sabiduría hasta el último segundo.  inclusive seguía trabajando en un nuevo proyecto para entender el lenguaje de los cachalotes que lo tenía muy entusiasmado. Siempre estaba lleno de interrogantes: “Si gracias a los avances tecnológicos pudiésemos entender lo que dicen otros animales ¿Qué podríamos aprender?” 

Ya convencido de estar iniciando su último viaje, en octubre de 2021 decidió dejar la presidencia de Ocean Alliance, organización que él fundó, para dar rienda suelta a su convicción de que, aunque la ciencia ofrece información esencial sobre los cambios necesarios, las vías que aceleran estos cambios suelen pasar por una combinación entre el activismo y las artes creativas. En el comunicado que él mismo tituló “Viaje Final” expresó: 

“Parece muy probable que los cambios que tan desesperadamente necesitamos sólo se produzcan invocando emociones, y eso es algo que poetas, músicos, escritores, dramaturgos, escultores, pintores, bailarines, compositores -de hecho, gente creativa de todo tipo- hacen bien, pero que los científicos hacen por su cuenta y riesgo. Porque el verdadero reto aquí es conseguir que el mundo se enamore tan profundamente de la Naturaleza que ya no toleremos la destrucción de la creación, y arriesguemos nuestras carreras y nuestras vidas para salvar todo (…) lo «Otro» no humano.”

Roger siempre necesitaba encontrar respuestas a nuevas preguntas y en muchas ocasiones sentía que con la ciencia no era suficiente. Muchas veces fue considerado un transgresor al compartir teorías acerca de las ballenas que aún no habían sido comprobadas científicamente. Lo hacía porque estaba convencido de que los tiempos para generar cambios no se correspondían con los de la ciencia. Él necesitaba despertar la fascinación de las personas por las ballenas.

Las canciones de las ballenas jorobadas

A fines de los años 60, cuando la industria ballenera seguía cazando especie tras especie de ballenas en los océanos del mundo, Roger escuchó por primera vez grabaciones de los sonidos emitidos por las ballenas jorobadas. En ese momento él supo que podía haber descubierto un modo para detener la masacre que se estaba cometiendo y así lo expresó:

“Al minuto sentí que se trataba del sonido más extraordinario que había escuchado en la naturaleza. Supe que mi misión era que el máximo número de personas escucharan esas canciones y pensaran: ‘Estamos matando a los animales más grandes que han vivido en la historia del planeta. ¿No nos damos cuenta de que es una locura?”

Fue así que Roger junto a Katy Payne, su primera esposa y otros investigadores, continuaron grabando y estudiando esos sonidos de las ballenas jorobadas y descubrieron que son verdaderas canciones. Roger notó la emoción que estos cantos generaban en las personas y retomó la idea de que si lograba hacer escuchar esas canciones en todo el mundo, podría contribuir a cambiar la percepción de la humanidad hacia las ballenas.

En 1970 lanzó el disco en formato vinilo “Songs of the Humpback Whale” y se vendieron más de 125.000 copias. Luego en 1979 un extracto del álbum se incluyó como inserto en la revista National Geographic llegando a diez millones y medio de suscriptores. Es así que se convirtió en la grabación de sonidos de naturaleza más exitosa de la historia. Incluso estas canciones de ballenas llegaron al espacio, ya que fueron incluidas en el disco de oro a bordo de la sonda espacial Voyager, que ya ha salido del sistema solar.

Roger tenía razón: las canciones de las ballenas jorobadas lograron conmover a millones de personas. Se inició el movimiento global llamado “Salven a las ballenas”, que derivó en la moratoria que en 1982 prohibió la caza comercial de ballenas en todo el mundo. 

La despedida

La última nota firmada por Roger fue publicada en la revista Time el 5 de junio. Lleva por título nada más y nada menos que: “Me he pasado la vida salvando ballenas. Ahora ellas podrían salvarnos a nosotros.”

En ese artículo, Roger expresa: 

“El reto ahora es averiguar cómo motivarnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes para hacer de la preservación de las especies nuestra vocación más elevada, algo en lo que nunca escatimaremos esfuerzos, retrasaremos, pospondremos, disminuiremos o desfinanciaremos.” Y una vez más se cuestiona “¿Cómo podemos transmitir esta idea a todo el mundo? La inspiración es la clave. Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El Principito, entendió esto y cómo utilizarlo positivamente cuando escribió: ’Si quieres construir un barco, no reúnas a los hombres para recoger madera, dividir el trabajo y dar órdenes. En lugar de eso, enséñales a anhelar el vasto e interminable mar.’»

Con su sabiduría y generosidad nos insta con premura a que entendamos que debemos detener la destrucción del mundo natural antes de que sea tarde. Para ello, reitera el poder de las ballenas para que lo logremos:

“Muchos de los problemas más intratables de la humanidad se deben a que ignoramos las voces de los demás, incluidos los no humanos. Imaginemos lo que sería posible si comprendiéramos lo que los animales se dicen unos a otros, lo que ocupa sus pensamientos, lo que aman, temen, desean, evitan, odian, les intriga y atesoran. Si pudiéramos comunicarnos con los animales, hacerles preguntas y recibir respuestas -por muy sencillas que resulten ser esas preguntas y respuestas-, el mundo podría conmoverse lo suficiente como para, al menos, iniciar el proceso de detener nuestra galopante destrucción de la vida. Puede que nos resulte más fácil trabajar con loros o perros, pero las ballenas, por su gran tamaño, sus voces imponentes y su sorprendente gracia, suscitan un tipo de atención que las formas de vida más pequeñas simplemente no pueden. Al igual que las secuoyas provocan emociones más fuertes que los cornejos, la magnificencia de las ballenas tiene una capacidad única para infundirnos asombro.”

Y esto que expresó Roger, lo sostuvo hasta el final de su vida y fue lo que logró detener la caza comercial de ballenas. Él logró conmover con las canciones de las ballenas jorobadas al mundo entero y ahora al final de su vida vuelve con esta última afirmación:

“Es hora de que volvamos a escuchar a las ballenas y, esta vez, de que lo hagamos con toda la simpatía e ingenio que podamos reunir para llegar a entenderlas.”

Un gran amor: Roger y las ballenas francas de Península Valdés

Roger desarrolló diversas técnicas benignas de estudio para demostrar que no era necesario matar ballenas para aprender sobre ellas y que el mejor conocimiento acerca del comportamiento animal se obtenía a partir de estudios a largo plazo sobre individuos conocidos. 

Un informe que hablaba del registro de ballenas francas australes en las costas de Península Valdés lo trajo por primera vez a Argentina en 1970.  Roger nunca imaginó todo lo que vendría después y cómo su corazón iba a quedar impregnado por sus vivencias y las de su familia en Patagonia. 

Ver video homenaje realizado durante apertura Temporada de Ballenas 2023 – Testimonio extraído de la Voz de las Ballenas,2001

Cuando descubrió que las ballenas francas australes podían ser identificadas individualmente por el patrón de Callosidades de sus cabezas, en 1971 dio inicio al programa científico que actualmente es el de mayor continuidad en el mundo basado en el seguimiento de individuos a lo largo de su vida. Es el gran legado que Roger nos deja junto a nuestra querida Vicky Rowntree.

Algunas de las primeras ballenas que Roger identificó son Troff y Pionera, ballenas que aún continúan regresando a Península Valdés e integran el Programa de Adopción. Sus historias de vida y las de más de 4.300 ballenas identificadas fascinan y atraen, y su individualidad nos moviliza a protegerlas. 

Hoy somos muchas personas que, inspiradas por Roger, dedicamos nuestras vidas a la investigación, la educación ambiental y la conservación. Los investigadores que forman parte del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), siguiendo las enseñanzas de Roger, continuamente se hacen preguntas para buscar respuestas que nos permitan seguir aprendiendo sobre las ballenas en un planeta cambiante. Hoy más que nunca antes es necesario encontrar las respuestas para mitigar las amenazas que las ballenas enfrentan en el océano y revertir esta gran crisis ambiental.

Roger expresó en una conferencia realizada en Buenos Aires en el 2000, cuando celebramos el 30 Aniversario del Programa Ballena Franca Austral:

“… Vine a Patagonia con la esperanza de encontrar una especie cuyos individuos pudiera reconocer y un lugar en el que pudiera estudiarlos con relativa facilidad. Pero lo más importante, descubrimos la tierra y la gente de Argentina; para mí fue amor a primera vista.“

La vida llega a su fin, pero no los pensamientos y las enseñanzas que Roger nos deja. Para quienes fundamos en Argentina el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) en 1996, y para quienes con el correr de los años fueron sumándose a este sueño compartido, Roger siempre será una fuente de inspiración. A muchos nos ayudó a encontrar el propósito de nuestra vida. También, nos dio su confianza para continuar su legado a través de la gran cantidad de jóvenes investigadores que siguen sus pasos y que esperamos dediquen su vida a proteger las ballenas y todas las formas de vida de este planeta.

Roxana Schteinbarg, Diego Taboada y Mariano sironi junto a Roger Payne en el campamento 39, el hogar de su corazón

Tuvimos la inmensa oportunidad de despedirnos de Roger hablando con él tan solo dos días antes de su fallecimiento. Nos expresó su profundo agradecimiento a cada una de las personas que hicieron que Península Valdés en la Patagonia Argentina sea el hogar de su corazón. Se fue empoderado, en paz, lleno de sabiduría y con más preguntas para seguir respondiendo.

Gracias, Roger, por tu legado, por tu amistad y por ser fuente de inspiración. Buen viaje, amigo para siempre, donde sea que estés. 

© Instituto de Conservación de Ballenas. Una vida entre Ballenas. El legado de Roger Payne. Se puede reproducir citando la fuente.


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10 comentarios
  • Tremendo legado deja Roger Payne, gracias.

  • gracias! simplemente gracias! su legado puso en palabra lo que muchos sentimos!

  • María Elena Molina 29 junio, 2023 at 12:30 pm

    Gracias Roger. Hasta siempre querido amigo.

  • Son mi inspiración, gracias Roger por tus aportes, por tus enseñanzas, gracias al instituto de conservación por el amor y la conciencia que siembran 🩵

  • Madre tierra baja 11 julio, 2023 at 12:17 pm

    Hermoso resumen de su trabajo. Ahora más entusiasmada de muy pronto visitar Península ula de valdes, y escuchar las ballenas con el corazón ! Excelente resumen e información cion enriquecedora. Saludos desde Baja california, Mexico!

  • Gracias por su bello homenaje a Roger Payne, mi querido suegro. Es de mucha inspiración que dejó un legado profundo en todos ustedes en el “Instituto de Conservación de Ballenas” y el mundo. A seguir trabajando por la conservación de cetáceos y océanos.

  • Gracias Roger, gracias por ser conexíon 🩵🐋❤️‍🔥 seguiremos tu legado 💫🙌

  • Bernd y Melany Würsig 24 octubre, 2023 at 9:01 pm

    Muchas gracias por este hermoso homenaje a Roger. Él, tú y las ballenas están en nuestros corazones. Con amor, Melany y Bernd.

    • Roxana Schteinbarg 25 octubre, 2023 at 8:26 pm

      Nosemocona recibir este mensaje de dos personas tan especiales en la vida de Roger y en el estudio de las orcas en Argentina.

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