“¿Hacia qué fin estoy viviendo mi vida?” Una mañana, parado en un acantilado en Península Valdés, me di cuenta de que pasaría el resto de mi vida tratando de vivir de manera de cambiar las actitudes de la gente hacia el mundo salvaje, de que siempre pondría eso primero. Este pensamiento me dio una sensación de regocijo y de libertad que transformó mi vida para siempre, fue un golpe.