Historias de adoptantes

Te compartimos los testimonios de los protagonistas de la conservación de la Ballena Franca Austral

“El 31 de marzo de 1994 me llegó el certificado con al foto de Gabriela y mi primera carta del ICB. Todo estaba escrito en inglés. Yo tenía 3 años, pero mi papá que conocía a Roxana Schteinbarg (fundadora del ICB) adoptó para mí a Gabriela. Desde entonces, pasé del certificado en inglés al español; de las cartas por correo que llegaban a casa, a los mails. Sin embargo lo único que no cambió es Gabriela. Aunque no se sepa de ella, siento que estoy profundamente conectada porque gracias a ella, me convertí en la adoptante número 6.”

“Uno de los legados más preciados que recibí de mi abuelita fue el amor por los animales. Cuando fui a Madryn, esperaba conocer gran diversidad de especies y así fue, pero hubo una en especial que me hizo sentir una avalancha de sensaciones: la Ballena Franca Austral. Ahí comenzó una historia de amor que me ha dado cinco maravillosos hijos: Josefina, Serena, Alfonsina, Esperanza y Espuma. Abriendo el corazón a aquellos que dependen de nosotros para sobrevivir, en mi caso, es la mejor manera de honrar el legado y de reafirmar que todos merecemos que nos cuiden, nos amen, nos respeten y nos dejen vivir en paz. No mucha gente conoció a mi abuelita pero deseo que muchos se contagien de ese amor por la vida. No hay demasiado tiempo, la vida nos espera. ”

“Adoptar una ballena puede resultar extraño, aunque no es tan así cuando sabes la maravillosa obra que hay detrás de cada adopción. Docksider es mi ballenita. Colaborar con el ICB es aportar ese granito de arena que si se multiplica puede formar una montaña de solidaridad. Luzco con orgullo mi certificado porque estoy convencida que querer es poder, ¡dentro de las posibilidades de cada uno! Actuar con el corazón es la clave. Si podés… involucrarte y hagamos entre todos un mundo mejor. ”

“Un día, por casualidad, encontré al ICB en una publicación y me puse a leer todo lo que hacían por las ballenas. Me interesó mucho porque me duele profundamente cómo son asesinadas y en el ICB vi una luz de esperanza… Sé que hay otros temas difíciles y delicados en nuestro país y el mundo, por lo que me interesa participar, de alguna manera, en aquellos que están a mi alcance.
Luego me enteré que iba a nacer Francesca, mi nieta, y cuando nació decidí hacerle este regalo… ¿qué mejor que colaborar en la protección de las ballenas, que crezca con la idea de cuidar el medio ambiente, inculcando en ella el respeto por el ser humano y los animales?
Y ahí fue cuando me conmovió la historia de Garra, el ballenato de Victoria. Hoy Francesca tiene 9 meses y sé que cuando sea un poquito más grande la llevaremos con su papá Juan Manuel para que pueda conocer a las ballenas y sepa que ella también es parte de su conservación. ”
¡Experiencias que emocionan!
Finalmente llegó el certificado de adopción de Mochita, la ballena franca austral adoptada por los chicos y chicas de sexto grado. ¡Cuánta emoción!
