Una temporada de campo que aún espera poder comenzar

Una temporada de campo que aún espera poder comenzar

Una temporada de campo que aún espera poder comenzar 1955 650 Roxana Schteinbarg
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Por Roxana Schteinbarg,
Co-fundadora y Coordinadora de Programas de Conservación y Comunicación

Cada año nuestro equipo espera con ansias que llegue el mes de agosto para dar inicio a una nueva temporada de campo del «Programa de Investigación Ballena Franca Austral». Si bien los preparativos comienzan muchos meses antes, cada uno de los integrantes del equipo con gran entusiasmo empiezan a preparar equipos y los investigadores viajan desde su lugar origen rumbo a Chubut para dar continuidad a los estudios iniciados hace cinco décadas en Península Valdés.

Esta escena que se repite cada mes de agosto desde hace 5 décadas en forma ininterrumpida, aún no ocurrió a pesar de todas las expectativas.

Debido a la situación sanitaria y sus consecuentes restricciones, los proyectos se van cancelando y con la gran incertidumbre de no saber si podremos llevar adelante el relevamiento aéreo anual de Foto identificación de las ballenas presentes en los golfos de la Península.

Esta temporada, en particular, era muy esperada por todos en el ICB ya que planificábamos celebrar, junto al equipo del Ocean Alliance y en especial junto a Vicky Rowntree, Roger Payne, colaboradores y amigos, el 50 aniversario del programa de foto-identificación. Un hito histórico, que es el resultado del trabajo y la colaboración de muchísimas personas.

50 años atrás, Roger llegaba por primera vez a la Patagonia para estudiar esta población de ballenas de la cual poco se sabía en ese entonces. A través de observaciones descubrió que sus distintivas Callosidades podían ser el inicio del “Programa de Investigación Ballena Franca Austral” que monitorea sistemáticamente a esta población a partir del seguimiento de individuos foto-identificados. Mucho de lo que hoy se conoce sobre la biología, la Dinámica poblacional, el estado de salud de las ballenas francas que visitan las costas de Chubut se ha logrado gracias a este programa.

En septiembre de 1971, Roger realizó el primer vuelo anual de foto-identificación que desde entonces jamás tuvo interrupción. ¿Qué sucederá este año?, Aun no lo sabemos, eso dependerá de la posibilidad de conseguir las autorizaciones correspondientes y que los vuelos se puedan realizar. Lo que si sabemos y estamos convencidos es que si no es este año, será el que viene….. porque las ballenas siempre van a regresar.

Tal vez no sepamos quienes son las ballenas que estuvieron presentes este año en los golfos de Valdés y que recorrieron las aguas del mar argentino para traer nuevas crías. A pesar de ello, tenemos la tranquilidad de poder contar con una robusta base de datos científicos que nos permite seguir avanzando con los proyectos en curso.

En nuestros corazones  y con los ojos cerrados recorro los caminos de ripio para llegar al mítico campamento donde Roger inició este Programa que hoy se continúa a través del Instituto de Conservación de Ballenas. Me imagino a los investigadores y voluntarios volviendo a desplegar los trípodes y  montar los binoculares, recibir a Vicky, Roger y Johnny y ver despegar la avioneta para identificar a esas esas ballenas que inundan los golfos de soplidos, saltos, colas y por sobre todo, de esperanza.

Estos 50 años, solo han sido posible gracias a muchísimas personas que nos han abierto las puertas, nos han brindado su colaboración y de este modo han apoyado la conservación de las ballenas. Un agradecimiento a cada uno y en especial a  la gran familia de adoptantes de ballenas que nos acompaña y confía en nuestras acciones.

Concluyo compartiendo las palabras de Mariano Sironi que transmiten claramente nuestra pasión por este hermoso trabajo que tenemos:

» Observar las ballenas desde la tierra, el agua y el aire para tratar de entenderlas un poco más genera sensaciones incomparables. Hay en estas observaciones mucho de curiosidad científica, pero también hay mucho de vivencias personales. Quienes hacemos este trabajo, dedicamos nuestras vidas a observar, analizar y tratar de entender lo que pasa en el mundo natural. Yo invito a todas las personas a comprometerse para que entre todos construyamos un mundo mejor, más justo y más saludable para las ballenas, los humanos y todas las especies. Gracias a todas las personas que hacen posible nuestro trabajo con las ballenas de Península Valdés.»

© Instituto de Conservación de Ballenas. Una temporada de campo muy especial que aún espera para comenzar. Se puede reproducir citando la fuente.


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