DÍA NACIONAL DE LA BALLENA FRANCA AUSTRAL
El 25 de septiembre se celebra en Argentina el Día Nacional de la Ballena Franca Austral, una fecha elegida para recordar el día en que toda una comunidad se unió para rescatar a “Garra,” una ballena que había quedado enredada en las cadenas de un catamarán en la bahía de Puerto Pirámides. Desde el ICB compartimos su inspiradora historia que con el tiempo se convirtió en un símbolo de resiliencia y esperanza.
Un rescate histórico que unió a la comunidad
La historia que da origen a la efeméride sucedió el 25 de septiembre del año 2002, cuando una ballena franca juvenil se enredó en las cadenas del fondeo de un catamarán en la bahía de Puerto Pirámides, en Península Valdés. Ante la imposibilidad de acceder a las cadenas bajo el agua para poder cortarlas, buzos y guías balleneros tomaron la decisión inédita de varar intencionalmente a la ballena y esperar que baje la marea para poder cortarlas en la playa. Una vez liberada, con la participación de toda la comunidad, se la mantuvo fresca y protegida del sol con mantas húmedas hasta que la marea alta la cubrió nuevamente. Al atardecer, recuperó flotabilidad y regresó al mar, llevando consigo marcas en su cuerpo como consecuencia de actividades humanas en su hábitat. Así se concretó un rescate histórico, fruto del esfuerzo colectivo y la unión de toda la comunidad.

El juvenil fue nombrado “Garra”, por la forma de la mancha blanca presente en su lomo y como símbolo de la fuerza con la que resistió las maniobras de rescate.
Historia de su identificación y legado
A través de la foto-identificación, pudimos saber que “Garra”, el juvenil protagonista de este evento, nació en 2001 y es hijo de “Victoria”, una ballena que conocemos desde 1972, cuando se iniciaba el Programa de Investigación Ballena Franca Austral.
Fue el Dr. Mariano Sironi, director científico del ICB, quien la fotografió por primera vez cuando era una cría y nadaba junto a su madre en el Golfo San José. Este registro resultó especialmente significativo, ya que ocurrió un año antes de que Garra quedara enredado en la bahía de Puerto Pirámides.

El Dr. Mariano Sironi comparte:
“Debido a la llamativa mancha blanca en su lomo, similar a la huella dejada por el arañazo de una garra, nombré a ese ballenato “Zarpazo”, sin saber que al año siguiente este registro permitiría revelar la historia de vida de esta ballena. Gracias a la fotoidentificación pudimos luego saber que “ Garra” al momento de enmallarse tenía apenas un año de edad y que probablemente había iniciado su vida como juvenil independiente pocos días antes. Las ballenas francas pasan su primer año junto a sus madres, amamantando y aprendiendo de ellas. La curiosidad e inexperiencia propias de esta etapa puede volverlas vulnerables a diversas amenazas. Redes de pesca, fondeos, sogas y boyas son objetos muy peligrosos para las ballenas y es un desafío encontrar el equilibrio para que las actividades recreativas y productivas se puedan realizar sin generar impactos negativos en las especies marinas.”
Su madre fue nombrada «Victoria» por la comunidad de capitanes y guías balleneros en honor a Vicky Rowntree, Directora del Programa Ballena Franca Austral y una de las personas que más individuos ha identificado en esta población. Gracias a la fotoidentifiicación, sabemos que «Garra» tiene al menos cinco hermanos/as conocidos, que también nacieron en las aguas de Península Valdés, tejiendo una historia familiar.
Confirmación de su supervivencia
“Garra” afortunadamente sobrevivió a pesar de las heridas y el estrés sufrido. En 2006 fue avistado en la bahía de Puerto Pirámides y , más recientemente, fue identificado a partir de un registro casual obtenido en el 2020 durante un relevamiento de aves marinas en el Atlántico Sur, en cercanías de las Islas Malvinas.
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La Biól. Florencia Vilches, investigadora del ICB relata el hallazgo:
“Gracias a este registro casual, ahora sabemos que al menos hasta el año 2020, Garra seguía recorriendo las aguas del Atlántico Sur. Este hallazgo nos llena de alegría y renueva la esperanza para una ballena tan especial para toda la comunidad de Puerto Pirámides”.
Los movimientos migratorios de los machos adultos, como «Garra», son menos conocidos que los de las hembras adultas, que se encuentran en los golfos de Península Valdés entre junio y diciembre para parir, amamantar o destetar a sus crías. «Garra» no ha sido registrado en los relevamientos aéreos de fotoidentificación de los últimos 20 años.
Resiliencia, comunidad y protección del hábitat
“Garra» es considerada una ballena resiliente porque, a pesar de haber sufrido un incidente grave y heridas que quedaron impresas en su cuerpo, logró sobrevivir y continuar siendo parte de la población.
Roxana Schteinbarg, co fundadora del ICB, expresa:
«Garra afortunadamente sobrevivió y su historia es un poderoso llamado de atención sobre la importancia de proteger hábitats críticos para el ciclo de vida de las ballenas. Este efemérides también es una invitación a que sigamos uniendo esfuerzos como los que permitieron su rescate. En este Día Nacional de la Ballena Franca Austral, celebramos la vida de Garra y de cada uno de los miles de ejemplares que visitan anualmente las costas de Argentina, y renovamos nuestro compromiso de protegerlas y preservar su hábitat.»
La protección de las ballenas y el océano depende de todos. Por eso, en este día te invitamos a colaborar con nuestro trabajo adoptando una ballena, para poder seguir investigando y aportando información para su conservación.
© Instituto de Conservación de Ballenas. GACETILLA DE PRENSA – Garra: una ballena símbolo de la resiliencia en el Atlántico Sur. Se puede reproducir citando la fuente.
